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2 de octubre de 2011

Crónica sobre el Taller de Jaca

Crónica del II curso-taller de pintura al fresco, celebrado en Jaca (Huesca)
Miércoles, 28 de septiembre de 2011

Veintiseis artesanos aprendices de pintores 26, nos juntamos el pasado 10 de septiembre en locales anexos al Museo Diocesano de Jaca como alumnos expectantes del “Curso-Taller de fresco”.
A primera hora  de la mañana, con un Jaca adormilado, nos reunimos en la portada occidental de la catedral. Caras nuevas, caras familiares, jóvenes, y no tanto; Saludos… presentaciones… Isidoro Raigón, de la Asociación Sancho Ramírez -co-organizadora del curso-, nos recibe afectuoso, nos presenta y nos da la bienvenida. 
La perspectiva jerárquica quedó establecida desde el primer momento: la organización y dirección del curso fue magistralmente llevada por Francisco Valderrama, Julio Garrido y Araceli Carreño  (www.proyectofresco.com) y luego estábamos los “ legos” : alumnos  con pretensiones  de pintores  que, literalmente, hicimos lo que pudimos.
Como ya dijo el abad  Gandolfus  cuando impartía la lectio a sus novicios: “lo que solamente oímos cae en el olvido más fácilmente que las cosas que hacemos”. Con este lema como consigna, bien pertrechados por unos amplios sayones protectores, nos dispusimos a empezar con el rito de preparar  la base (esta vez la pared  a pintar era del tamaño de nuestras aptitudes: un cuadro de 60x60).
Preparación lienzo
Paleta y llana en mano, preparamos  la mezcla de cal, polvo de mármol y agua de cal, que luego emplearíamos en el enlucido. Nos introducen en la nueva terminología: dintorno, mordiente del arricio, cal aérea embalsada... y nos enseñan a manejar y comprender los materiales.
Los modelos  que seleccionamos para reproducir podrían calificarse de hieráticos; pero eso fue lo único solemne de todo el día: las dos salas en las que el gremio se ganaba el jornal eran un ir y venir contínuo para preparar materiales, aprender y familiarizarnos con nuevos conceptos (intonacospolvero, estarcido,…) o escuchar las pautas de los maestros.
Mientras, los únicos momentos de nerviosismo los ponían las visitas de los comitentes (Belén Luque, directora del Museo Diocesano de Jaca, Angel Mesado, de la Asociación Sancho Ramírez, el ecónomo de la Diócesis de Jaca y Juan Antonio Olañeta de AdR) que, mientras nos daban sabios consejos, quedaban gratamente sorprendidos en las habilidades magistrales que íbamos desarrollando en esta difícil técnica pictórica del fresco. Menos mal que cuando se ausentaban nos podíamos relajar con el tinto, el moscatel y las tortas de  pan ácimo  (¿o eran pastas de la calle Mayor?).

Mesa de materiales

La organización del curso, perfecta. Las aptitudes y actitudes de los tres maestros, inmejorables. Los medios utilizados, adecuados y generosos. Los conocimientos adquiridos, sorprendentes.  Con todo ello, al final de la giornata (ahora sí que se podía emplear este término con propiedad) cuando el enlucido empezaba a secar, cuando el color ya ocupaba prácticamente todo el paño, cuando ya habíamos empleado huevo y amoníaco (o en su defecto, orina)... cuando las piernas ya estaban bastante cansadas, todos, todos, contemplábamos con cierto orgullo el resultado de nuestra mano firme, dibujo depurado, dominio del color y, sobre todo, nuestra valiente, rápida y osada resolución.
Si algo hizo que las obras  realizadas no fueran perfectas, fue que, a veces, la temperatura de la sala superó el nivel de calor recomendado para una buena pintura “al fresco”.

Dando explicaciones

Cuando bien habíamos hecho la mezcla y el tiempo de secado era necesario contemplar, la dirección tuvo, oportuno y bien  previsto,  un audiovisual con una charla-presentación interesantísima sobre la elaboración de la cal, su pasado, su futuro y sus aplicaciones. Aquí debo hacer una mención especial para Manuel Gil  –Presidente del “Museo Cal de Morón”- que con su intervención nos acercó aún más a este desconocido mundo de la cal y sus múltiples usos. Nos quedamos con ganas de saber más sobre un tema del que muchos desconocíamos su existencia a primera hora de la mañana. (www.museocaldemoron.com)
Finalmente, las 26 obras realizadas el sábado tuvieron su breve momento de gloria al ser expuestas el domingo por la mañana en la Sala Capitular del Museo Diocesano. Muchas gracias a Belén Luque y su equipo por su paciencia, amabilidad, competencia y simpatía, en momentos tan  difíciles en los que el museo estaba repleto de visitantes que, alertados por el acontecimiento de reunir en sus salas a tanto maestro, abarrotaron sus pasillos y dependencias.
Fue precisamente Belén quien el domingo, en la sala de Ruesta del Museo Diocesano inauguró una jornada de puertas abiertas con una conferencia sobre  “El programa iconográfico de Bagüés”. De forma didáctica, directa y erudita nos guió por todos los paños de esta joya que alberga su Museo.
Un pequeño paréntesis, para que las autoridades de Jaca,   los comitentes y profesores del curso del taller de fresco entregaran un diploma a los nuevos maestros pintores :Dª Mª Jesús Abad (Concejala de cultura del Ayuntamiento de Jaca);D. José Mª Abarca (Presidente de la Comarca de la Jacetania. ); D. José Mª Arcas (Ecónomo Diocesano); D. Juan Antonio Olañeta y D. Ángel Mesado, dio paso a la conferencia que el profesor D. Manuel Castiñeiras ofreció sobre “Nuevas y viejas cuestiones sobre la pintura románica en Aragón”. Una visión valiente, unas argumentaciones muy elaboradas, unas relaciones  innovadoras, nos abrieron nuevas puertas y nos pusieron nuevas tareas para entender la pintura románica  “Pirenaica”.

Foto de familia

¡Muchas gracias a los dos ponentes! 
Y ya que estamos en este apartado, ¡muchas gracias a los que habéis hecho posible la organización de estas jornadas!
Durante las conferencias y la posterior visita al Museo Diocesano tuvimos la suerte de estar acompañados también por la profesora Dña. Clara Fernández-Ladreda y por el profesor D. Javier Martínez de Aguirre, quien también asistió al curso como alumno (por cierto, enhorabuena por su recién estrenada cátedra).
¿Qué más puede pedir un AdR a un fin de semana?
…Bueeeeno, para celebrarlo nos juntamos alrededor de una buena mesa, con un buen vino y un buen menú…, pero lo mejor: la compañía.

Por Ignacio Fernández Iriarte


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