El pasado año 2015 y por encargo del Sr. Josep Tarín Canales, alcalde de la localidad de Talamanca (Bages), se nos solicitó la realización de un proyecto decorativo de la bóveda ábsidal de la ermita de Santa Magdalena, ubicada sobre una colina a unos tres kilómetros del casco urbano.
Se trata de una capilla románica tardía, posiblemente de la primera mitad del siglo XIII, la extructura es sencilla, de una única nave.
El ábside semicircular hace de cabecera, en el centro del mismo hay una pequeña ventana con arco adovelado de medio punto.
En el interior del ábside había un pequeño revestimiento de mortero sobre el que se apreciaban unos restos de la decoración original, todo ello en muy mal estado de conservación, así como el resto del templo que se encontraba en estado ruinoso, tal como muestra la fotografía tomada antes de los trabajos de reforma.
Existen noticias de esta iglesia desde finales del siglo XIII, cuando en los años 1282 y 1294 se le hicieron diversos legados. Fue una capilla rural que daba servicio al sector de Poniente del término municipal cercano a la localidad de Navarcles.
Esta situación se documenta en el 1553 y en el 1686 dentro del Mas de Escayola, quienes cuidaban del templo.
En el 1870 aparecen documentos sobre la existencia de esta iglesia, según los cuales se encontraba en muy buen estado de conservación y, sobre la existencia de un cementerio al lado de la misma, hoy desaparecido.
Hasta que el ayuntamiento de Talamanca no tomó la decisión de recuperar dicho templo, su estado era ruinoso, debido en parte a causas naturales (terremotos e incendios), pero sobre todo a los daños sufridos en la Guerra Civil Española.
La propuesta del trabajo consistía en recuperar la supuesta decoración original, ya que de la misma no existían más datos que los restos existentes en el pequeño trozo de mortero del margen derecho del ábside, visto desde la puerta de entrada. Se trataba de una representación del cielo nocturno, con las estrellas pintadas en negro y unas líneas a modo de cenefa.
El fondo era de color claro, casi blanco, pero esto podía obedecer al propio paso del tiempo, donde el color original se hubiese perdido.
A mediados del pasado mes de octubre de 2015, dimos comienzo a los trabajos preparatorios, consistentes en la limpieza y lavado del soporte, para continuar con la aplicación de la primera capa de relleno.
Posteriormente se aplicaron las diferentes capas de mortero de cal.
Una vez dadas las cuatro manos de mortero, se aplicó la última mano, sobre la que se pintaría el fondo.
Y la decoración propiamente dicha.
El trabajo finalizó a mediados del pasado mes de diciembre.
La decoración muestra una representación del firmamento en la época estival, el denominado Triangulo de Verano, coincidiendo con la fecha de celebración de la festividad de Santa Magdalena, el 21 de julio, en él se han dibujado las constelaciones que son visibles por el ojo de un ser humano, las de magnitud 6.
En la cenefa que envuelve toda la bóveda se ha representado el símbolo del infinito intercalado con la estrella de seis puntas y el símbolo del Sol; a cada lado de la parte frontal de la cenefa se representa un Sol y la Luna y, bajo cada uno de ellos el símbolo de la Flor de la Vida.
Este trabajo decorativo ha sido realizado por el estucador Andrés Garbino, quien se encargó de la parte preparatoria y por Julio Garrido, quien realizó la parte decorativa.
Todo el fondo se ha pintado al fresco y los dibujos se han pintado al seco.
Los materiales empleados han sido de la máxima calidad, cal en pasta de la empresa Cales Gordillos, de Morón de la Frontera y, áridos de diferentes granulometrías de Macaél, así como pigmentos inorgánicos de gran pureza.
Texto y Fotografía: Julio Garrido
1 comentario:
Interesante trabajo, pero me sorprende que tratándose de un edificio románico fuese decorado con estos motivos.
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